martes, 19 de enero de 2016


SABIAS QUE:
Las frutas y verduras crudas constituyen un complemento ideal para una dieta sana y equilibrada. Al no tratarse con calor, los alimentos conservan intacto su valor nutritivo, pero también todos los microorganismos patógenos que hayan podido acumularse en el transporte y manipulación. Siempre es importante cuidar las normas de higiene con los alimentos, pero en el caso de los crudos resulta crucial.
Consérvelos siempre en un lugar fresco y seco, y lo más alejado posible de la luz, para preservar mejor sus cualidades. No escatime esfuerzos a la hora de lavarlos, use abundante agua, incluso con unas gotas de lejía, y vuelva a aclararlos con abundante agua para eliminar los restos. Por último, consúmalos inmediatamente después de su preparación, para evitar la pérdida de sus propiedades.
La cocina es sin duda uno de los elementos que distinguen al hombre de los animales. Pero el fuego no sólo ha traído cosas positivas a la alimentación humana. En una sociedad cada vez más desnaturalizada, en la que los alimentos al natural desaparecen progresivamente de la dieta, se produce una disminución del aporte de elementos fundamentales para su equilibrio.
Los alimentos crudos nos ofrecen sus nutrientes y propiedades con una composición química determinada, que sufre modificaciones importantes cuando los cocinamos. Gran parte de las vitaminas y minerales por ejemplo, son altamente sensibles al calor, de forma que se pierden cuando cocinamos los alimentos que las contienen. Otros elementos, como las proteínas y las grasas, se transforman por la acción del calor llegando a convertirse en elementos nocivos para la salud.

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